Abordamos un problema muy frecuente en la consulta, tanto ligado a la actividad física (en ocasiones excesiva o no apropiada) como a malos hábitos posturales o gestos repetitivos en el trabajo, la tendinopatía o tendinosis del supraespinoso. Se refiere a la ya conocida tendinitis del supraespinoso, pero con un término más actualizado que hace honor a lo que realmente ocurre, pues no se trata de una inflamación puntual del tendón sino más bien de las estructuras que lo rodean. Cuando esto ocurre y también se inflama la bolsa serosa subacromial (bursitis), hablamos de un síndrome subacromial.
ANATOMÍA:
El supraespinoso es un músculo que tiene origen en la parte supero-interna de la escápula y la recorre por encima de su espina para dirigirse al húmero, donde se inserta por medio de su tendón en el troquíter. Este músculo, llega junto con otros dos (infraespinoso y redondo menor) formando el manguito de los rotadores, cuya función principal es la rotación externa del hombro. El supraespinoso en particular, es el responsable del inicio de la separación del brazo con respecto al cuerpo (abducción).
Antes de insertarse en el troquíter, dicho tendón del supraespinoso discurre por el espacio subacromial, que resulta ser la zona más patógena para el músculo. Este espacio es un desfiladero formado por el acromion como techo y el húmero como suelo, entre los cuales pasa el tendón junto a la bolsa serosa que asegura el correcto movimiento del tendón en este espacio tan reducido.
Un alteración de la biomecánica articular normal del hombro por trastornos posturales, factores traumáticos o de sobre uso, calcificaciones o alteraciones del correcto equilibrio muscular del hombro tiende a provocar que se altere dicho espacio subacromial generando un cizallamiento y fricción con la consecuente lesión tendinosa.
CAUSAS DE LA TENDINOPATÍA DEL SUPRAESPINOSO:
La etiología de esta lesión es multifactorial aunque en ocasiones viene desencadena por un traumatismo directo como una caída sobre el brazo o un gesto brusco puntual.
- Factores biomecánicos y posturales:
Se debe explorar tanto la postura corporal como la biomecánica de la escápula y las alteraciones del ritmo escápulo-humeral para luego poder restablecer la correcta función del complejo articular del hombro.
Igualmente decisivas son las disfunciones de la columna cervical, la cual es la responsable de la inervación y vascularización de la zona, por lo que una disfunción somática a este nivel compromete la normalidad muscular. Si existe patología de origen cervical, no será posible el correcto desarrollo del movimiento normal de la articulación debido al desequilibrio de la musculatura implicada.
Los patrones posturales anómalos, ligados generalmente a la actividad laboral, conllevan un enrollamiento de los hombros hacia anterior, modificando los planos biomecánicos de la escápula e imposibilitando por tanto la normalidad articular. Posiciones de la cabeza humeral en las que se encuentre más alto o anterior juegan igualmente un papel nocivo para estas estructuras.
Del mismo modo, la posición y movilidad de la clavícula, así como su relación con esternón, primera costilla y acromion, deben de ser valoradas en un enfoque holístico por parte de un osteópata.
- Artrosis y degeneración articular:
El envejecimiento y la pérdida de flexibilidad de los tejidos asociada, la deshidratación y los diversos traumatismos sufridos con anterioridad, hacen que aumente la predisposición a padecer problemas tendinosos.
- Factores genéticos:
La forma de la tuberosidad acromial puede ser excesivamente prominente y favorecer el roce con el tendón del músculo supraespinoso. Existen variantes anatómicas en las cuales la forma del acromion es más ganchosa, pudiendo afectar a las estructuras que atraviesan el espacio subacromial.
- Factores metabólicos:
Un inadecuado riego sanguíneo de la zona y acúmulo de tóxicos pueden favorecer la inflamación de los tejidos. Puede darse provocado por estrés y/o mala alimentación basada en una abuso de carnes rojas, embutidos, lácteos, dulces...Las disfunciones de hígado/vías biliares así como del estómago pueden tener su repercusión a nivel de los hombros.
SÍNTOMAS
- Dolor en parte superior o externa del hombro que puede irradiarse hacia el brazo. Del mismo modo, puede existir dolor y sobrecarga en la musculatura peri escapular y cervical.
- Dolor a la separación del brazo. Es importante diferenciar en qué tramo del recorrido articular existe mayor dolor/limitación, ya que esto evidencia la afectación de unas u otras estructuras.
- Es frecuente que empiece siendo un dolor a la actividad, aunque también puede darse en reposo y durante la noche.
DIAGNÓSTICO
- Valoración del estado y la movilidad vertebral con especial importancia de la columna cervical.
- Valoración del complejo del hombro: articulaciones gleno-humeral, acromio-clavicular, esterno-costo-clavicular y escápulo-torácica.
- Pruebas ortopédicas dirigidas específicamente a valorar el estado de determinadas estructuras.
- Pruebas de imagen: radiografía para determinar el estado óseo y descartar posibles calcificaciones del tendón y ecografía para estudiar las partes blandas, tanto la musculatura como la bolsa serosa. El caso de necesitar más información, la resonancia magnética resulta la prueba definitiva.
TRATAMIENTO
- Tratamiento osteopático del raquis y hombro: en base a las disfunciones halladas en la exploración.
- Abordaje local de la tendinopatía: movilizaciones articulares, masaje transverso profundo, fibrólisis, punción seca, estiramientos, vendaje neuromuscular, movilización neuromeníngea...hay gran variedad de técnicas y en la combinación de ellas reside la clave para la mejoría de los síntomas.
- Trabajo activo: es impresindible la implicación del paciente mediante ejercicios terapéuticos aprendidos en consulta y realizados a domicilio, como pueden ser:
* De relajación: pendulares para aumentar el espacio disminuido.
* De movilidad articular: mantener y aumentar el rango articular.
* De reprogramación de la musculatura: para que recupere su funcionalidad y asegurar la posición centrada de la cabeza del húmero.
* Trabajo postural: bien mediante estiramientos analíticos o cadenas.
- En casos más importantes, la artroscopia supone el tratamiento invasivo de elección, aunque no garantiza resultados óptimos y se hace necesario igualmente un programa de rehabilitación posterior.
- Tratamiento médico con infiltraciones de corticoides: conviene evitarlas en la medida de lo posible, debido a sus probados efectos secundarios.